Gabriel Otero “O2”





 

Y de repente me siento como un inesperado huésped, a merced de vibraciones intermitentes. Solo vislumbro destellos metálicos detrás de un horizonte indescifrable. Me invade un vacio gélido, ya que presiento la noche, ignorada de estrellas. Y allí no me encuentro. Las agujas del Tiempo, tan sutiles, oscurecen el horizonte que hay detrás. No hay palabras. No hay presencia humana. Todo es un silencio inexpresivo donde me ignoro. Donde no estoy. Donde me pierdo.